Regreso a Idomeni.

                         

                          A las 15 hs del 17 de agosto aterrizamos en Tesalónica, Grecia. Sólo bajar del avión fuimos abrazados por los 35 grados reinantes. Estes es mi tercer viaje a Grecia a cubrir la situación de los refugiados y el segundo con Prensa y Acción Humanitaria. 

La primer jornada se basó en organizar la logística para los siguientes días, búsquedas de tarjetas sim para los móviles, siguientes alojamientos, alquiler de coche, etc.  Una vez amanecidos al día siguiente partimos hacia Idómeni, frontera de Grecia con Macedonia. Allí hasta hace sólo un par de meses estaba ubicado el principal campo de refugiados de Europa.

         

Alrededor de 13.000 personas esperaban en vano la apertura de la frontera. Esperaron varios meses. Allí fueron hambreados, abandonados, reprimidos... pero no pudieron ser olvidados. La presencia de medios y voluntarios de diferentes partes del mundo hicieron que las voces de los perseguidos sean escuchadas por los ciudadanos de a pie. Lamentablemente, las autoridades de la UE han actuado bajo el efecto de un corazón gélido. 

Hoy Idómeni ya no es un campo de refugiados, sino un recuerdo. El recuerdo de la vergüenza. El recuerdo de lo que jamás debió suceder. Luego de recorrer el lugar almorzamos en el antiguo punto de reunión de la prensa, "Lo de Mama". Allí, la excelente atención, buenos precios y conexión de wi fi hizo que reporteros de todas partes tomen aquel sitio como propio durante los meses de ocupación de Idomeni.

Allí pudimos compartir con Mama los recuerdos de esos meses, beber unas cervezas y compartir algunos platos típicos.

Ya entrada la tarde nos dirigimos a Alejandría, un pequeño poblado en el que se encuentra Mohamed y su familia. Tras un emotivo reencuentro, compartimos unos mates y luego una cena típica de Siria. Nos contó sobre la situación de su país y más precisamente de su barrio. Nos mostró su casa absolutamente destruida por las bombas. Mohamed recordó su época de estudiante de ingeniería y a sus amigos. Desea poder volver a su tierra alguna vez. Pero ya en paz.