domingo, 21 de agosto de 2016

Campo de refugiados de Cherso.

Cae la tarde en Cherso uno de los campos de refugiados al norte de Tesalónica, Grecia. Durante toda la tarde estuvimos conversando con los habitantes de aquel centro. Lo primero que querían decirnos era que ellos no estaban allí porque si, sino porque no tenían más alternativa. Era irse o morir en Siria. Casi todas las historias coinciden en el relato de su huída. De Siria pasaron a Turquía y allí, mafia mediante, se embarcaban en precarios botes inflables hacia la isla de Lesbos o Quios. Saben que muchos de sus compatriotas perdieron la vida en el intento, pero así y todo, salir del infierno lo vale. 
Una vez en Mytilini, capital de la Isla de Lesbos, fueron enviados a Atenas y por último a este campo. 
Llevan ya seis meses esperando aquí a poder contar con la autorización para llegar a Alemania, Francia o algún otro país que lo reciba. 
El día a día es muy tediosos, sin nada que hacer salvo los niños y niñas que gracias a la enorme voluntad y acción de los voluntarios, en su mayoría españoles, tienen diversas actividades recreativas y culturales como clases de idiomas, de música, proyección d películas, etc. 

En la conversación con un grupo de hombres se hizo reiterativa la queja sobre la mísera comida que les dan aquí, cosa que hemos podido comprobar y que se repite a lo largo del resto de los centros de acogida. Muchas familias optan por tirar a la basura esa "comida" de aroma nauseabundo. Otras intentan modificarlas a través de diferentes condimentos aunque no siempre logran alcanzar ese objetivo y finalmente terminan también en el cesto de basura. Cada familia posee una cartilla de ración diaria de "comida".














Este hombre que mira a la cámara es ingeniero mecánico. Desea volver a trabajar, desea poder darle a su familia una vida digna. Lo mismo Ahmed (izquierda) quien hasta hace poco tiempo era pescador. Ayer nos contaban que eran de Deir Ezzor un pueblo devastado de Siria. De ésto escapan.
(la foto de Deir Ezzor es bajada de internet, no de mi autoría)

Este es un campo militarizado, es decir que la prensa no está permitida y sólo podemos ingresar como voluntarios y tomar las imágenes de manera clandestina bajo riesgo que nos expulsen de allí. 
Creemos necesario que se sepa lo que aquí sucede, que sepan que acá no hay terroristas, acá hay familias comunes como la tuya, como la mía que lo único que buscan es poder vivir en paz. La hospitalidad con la que nos han recibido y las enseñanzas que nos dejan estas familias que fuimos conociendo la llevaremos para siempre con nosotros. 







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